A los 16 años empecé a devorar libros sobre psicoanálisis y constructivismo. Desde el principio tuve claro que quería estudiar psicología. Así que, tras terminar el bachillerato y el servicio civil, me trasladé a Viena.

Inmediatamente después de terminar mis estudios, di el salto al autoempleo como formadora y coach empresarial. Seguí formándome y probé varios métodos terapéuticos. Sin embargo, los resultados no me satisfacían en absoluto. La ciencia tampoco podía saciar mi sed de conocimiento, ya que se ocupa principalmente de fenómenos que pueden objetivarse y medirse. Aunque a los 29 años ya había publicado mi primer libro con la renombrada editorial Beltz-Verlag y daba clases como profesor en la Universidad de Viena y en varias universidades de ciencias aplicadas, un día, de pie en mi cocina, me di cuenta con dolor de que era “teóricamente feliz, pero fundamentalmente infeliz y vacío en mi corazón”. Alcanzar todos mis objetivos en el mundo exterior no podía llenarme. Algo fundamental tenía que cambiar.

Poco después, un amigo me invitó a un seminario de autoexperiencia espiritual. En pocos días, se movieron tantas cosas dentro de mí y logré un contacto tan tangible conmigo mismo que me encendí y empecé a meditar las veinticuatro horas del día. En los años siguientes, reorganicé todas mis citas profesionales en torno a los retiros espirituales a los que asistía por todo el mundo. Al cabo de un tiempo, sentí que mi fachada se desmoronaba por completo: ya no podía “funcionar” como antes, con fuerza de voluntad y ambición. Necesitaba un descanso para poder recomponerme desde cero. Así que me embarqué en un año sabático de dieciocho meses para viajar por todo el mundo. Para seguir completamente mi intuición y entrar en el flujo de la vida, siempre reservaba billetes de ida y alquilaba alojamientos por días o semanas.

Durante mis viajes, me encontré con innumerables chamanes, sanadores y maestros espirituales en Japón, Kirguistán, Indonesia y Hawaii de los que aprendí mucho. Sin embargo, pasé la mayor parte del tiempo en la India. Misteriosamente, en algún momento, dos maestros de Satsang empezaron a trabajar exclusivamente conmigo en sus espacios privados. Así pues, era sólo cuestión de tiempo que mi despertar definitivo se produjera en el ashram de Sri Ramana Maharshi. En esta autorrealización, recordé que esta gracia ya me había sido concedida a la tierna edad de ocho años en un sueño sin sueños. Sin embargo, la realización de mi verdadero yo me había llenado entonces de un miedo tan terrible que había estado huyendo de él toda mi vida.

Completamente transformado, regresé de mi vuelta al mundo. Ya no encajaba en el mundo de la formación empresarial, así que en 2010 fundé mi propio centro espiritual en Essen con mi nuevo socio. Allí invité a sanadores y maestros de confianza. Basándome en mis amplias experiencias y percepciones, desarrollé el método “Connecting Healing”. Se trata de un enfoque holístico de la sanación, el crecimiento espiritual y la autorrealización. Se centra en el poder transformador del corazón espiritual. El corazón sirve como puerta de entrada a la inteligencia universal del amor, que hace posible sanar cualquier sufrimiento. Desde 2012, también ofrezco formación en Connecting Healing.

En 2017, mi camino se desvió del de mi pareja. Tras otro viaje, esta vez recorriendo Europa en autocaravana, me trasladé a Colonia. Cuando llegó la pandemia a finales de 2019, mi trabajo de sanación pasó al ámbito online. Esto me permitió trasladarme a las Islas Canarias, donde ahora ofrezco retiros de meditación con mi nueva pareja. Las personas interesadas pueden conocer mi trabajo a través del seminario web semanal de los martes, que es gratuito.